Al recibir este jueves 11 de enero al Presidente de la Junta regional de la región italiana de Lacio, al Alcalde de Roma y al Presidente de la Provincia de Roma, el Papa Benedicto XVI destacó la urgencia de que los gobiernos nacionales y regionales desarrollen una política dirigida a salvar y proteger a la familia.
El Pontífice expresó primero su satisfacción por la eficaz colaboración entre los organismos eclesiales y las administraciones “para aliviar y socorrer las numerosas formas de pobreza, económica y también humana, que afligen a un notable número de personas y de familias, especialmente entre los inmigrantes”.
“La Iglesia y las organizaciones católicas ofrecen su colaboración a la luz de los grandes principios de la sacralidad de la vida humana -desde la concepción hasta la muerte natural- y del carácter central del enfermo”, dijo el Papa, al explicar el apoyo que presta la Iglesia en el campo de la salud.
En la parte central de su discurso, el Pontífice afirmó que “hoy el matrimonio y la familia necesitan ser mejor comprendidos en su valor intrínseco y en sus auténticos motivos, y para ello es grande y debe crecer ulteriormente el compromiso pastoral de la Iglesia”.
“Pero es igualmente necesaria una política de la familia y para la familia”, que se traduzca en iniciativas para facilitar a las parejas jóvenes formar una familia, tener hijos y educarlos, “favoreciendo el empleo juvenil, sin aumentar, en la medida de lo posible, el precio de las viviendas, incrementando el número de las escuelas maternas y de las guarderías”, agregó.
Benedicto XVI advirtió que “peligrosos y contraproducentes aquellos proyectos cuyo fin es atribuir a otras formas de unión reconocimientos jurídicos impropios, que inevitablemente acaban por debilitar y desestabilizar a la familia fundada en el matrimonio”, concluyó.