En un Mensaje de Navidad titulado “Navidad: invitados a vivir el don de la paz”, dado a conocer este jueves 21 de diciembre en Rancagua, el Presidente de la CECh, Mons. Alejandro Goic afirma que “un país que crece económicamente pero disminuye en felicidad, es un país que no sabe dónde están las fuentes de su alegría, o que no encamina sus pasos hacia ellas”.
El mensaje del Comité Permanente del Episcopado, que firman Mons. Goic y Mons. Cristián Contreras Villarroel, Secretario General de la CECh, añade que entre los acontecimientos que han ocurrido en el país durante este año, ha habido manifestaciones que denotan enfermedades en el tejido social.
“Hemos visto comportamientos que no son nobles, situaciones de violencia y agresivas descalificaciones que agrandan heridas aún no cicatrizadas. Pero, al mismo tiempo, constatamos que una inmensa mayoría de chilenos ha vivido con serenidad los acontecimientos más remotos y recientes de este año. Apreciamos la cordura, sensatez, apertura al diálogo y grandeza de muchas autoridades, dirigentes, instituciones civiles y militares, y ciudadanos de todos los sectores que sólo anhelan un país mejor para las nuevas generaciones”, señalaron los pastores.
Los obispos invitaron a meditar en las causas nobles que unen a los chilenos y en los desafíos que nos interpelan. “Pensemos en la situación de nuestros hermanos más pobres y desamparados. Hace dos décadas, cuando nos visitó el Papa Juan Pablo II, los más vulnerables de Chile no podían esperar y, sin embargo, hoy nos duele que nos sigan interpelando”, afirman.
Los pastores estiman que para traducir los discursos en acciones y convertir los sueños en realidad, es necesaria una pausa, y la próxima celebración del Bicentenario puede ser, desde ya, “una oportunidad preciosa de encontrarnos cara a cara con aquello que somos y queremos ser. Desde la Iglesia, comprometemos el trabajo de nuestras comunidades para este propósito”.
Finalmente, invitan a todos a vivir esta Nochebuena como sugería San Alberto Hurtado: “acompañar a Jesús Niño. Mirarlo con amor y pedirle algo de su espíritu”.