En celebración presidida por el Obispo Emérito de Punta Arenas, Monseñor Tomás González, recibió el Ministerio del Diaconado el formando salesiano Oscar Pablo Aguilera, el sábado 4 de noviembre. La ordenación se llevó a cabo en el templo de María Auxiliadora del Seminario de Lo Cañas y contó con la presencia de numerosos salesianos, jóvenes y familiares de Oscar. En su homilía, Monseñor González destacó su cercanía con el ordenando, ya que los une una gran amistad desde los años en que era Obispo de Punta Arenas. Destacó además la importancia del Ministerio del Diaconado, pues representa el sentido del servició en la Iglesia, siguiendo la misma advertencia que hizo Cristo a sus discípulos de ser servidores del pueblo de Dios, y no a ser servidos.
Al final de la celebración el recién ordenado Diácono agradeció a Dios por la gracia del Ministerio recibido y su presencia permanente a lo largo de toda su vida. Agradeció también a sus padres, por su compañía generosa que ha sido un gran apoyo en su vida. Otro agradecimiento especial fue para todos los salesianos que lo acompañaron en su camino vocacional. Por último, agradeció a los jóvenes presentes y señaló que son ellos el sentido de la vocación salesiana pues es en ellos donde se encuentra Cristo.
Sacramento del Orden
El Sacramento del Orden se encuentra presente desde los inicios de la Iglesia, ya que es una forma de la presencia visible de Cristo después de su Ascensión a los cielos, que permite (para quien ha recibido este Ministerio) seguir transmitiendo su gracia sacramental a todos los hombres. Por eso en la Iglesia, dentro de todos los bautizados, existen personas que son llamadas por parte de Dios a ejercer esta función. Estos son: los Obispos, los Presbíteros y los Diáconos. Cristo, antes de su partida, les dio poder a los apóstoles, para que, asistidos por el Espíritu Santo, pudieran ir transmitiendo la gracia que ellos recibieron del mismo Cristo. Por eso, se puede ver en los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo sexto, (libro que narra el nacimiento de la Iglesia) como los discípulos, al ver el rápido crecimiento de los cristianos, se vieron imposibilitados de asistirlos a todos. Es por esta razón que, por la autoridad de Cristo y asistidos por el Espíritu Santo, le impusieron las manos a siete servidores para que cumplieran la función de ayudarlos en la asistencia de los fieles. El nombre de Diácono proviene de una palabra griega que significa servicio, ámbito fundamental en este misterio, ya que colabora con el Obispo y el Presbítero en el anuncio de la palabra, en el servicio del altar y en la asistencia a las necesidades de los fieles.