“Yo sé que Dios me ama y yo lo amo a ÉL”

“Los salesianos nos sentimos orgullosos de tener en nuestras filas, a tan prestigioso hermano que ha dejado una profunda huella en nuestra patria”. Con estas palabras del Director General de la Editorial Don Bosco, P. Jorge Rivera Smith, se dio comienzo en la tarde del 25 de octubre, al relanzamiento del libro testimonial “El Cardenal Silva Henríquez: Luchador por la Paz”, del autor Oscar Pinochet de la Barra. El evento contó con la presencia de los obispos Tomás González y Ricardo Ezzati y numerosos amigos del Cardenal y de la familia Salesiana.

Esta es la segunda actividad que se realiza para recordar el año centenario del natalicio del Cardenal, el primero fue el Seminario “Honestos ciudadanos: Desafíos de la nueva educación” durante septiembre y que contó con la presencia del Rector Mayor de los Salesianos, P. Pascual Chávez como expositor central. Ambas se llevaron a cabo en dependencias de la Universidad Católica Silva Henríquez.

El P. Rivera señaló en su comentario que cada año que pasa se va engrandeciendo la figura de Cardenal, que recuerda al Padre fundador San Juan Bosco: “Rico en humanidad, desarrolló y cultivó profundamente las virtudes de su pueblo, estaba abierto a las realidades terrenas, profundamente hombre de Dios y lleno de los dones del espíritu Santo, ambos aspectos se fusionaron en un proyecto de vida fuertemente unitario de servicio a los jóvenes y al pueblo sencillo. Lo realizó con firmeza y audacia, entre obstáculos y fatigas, con la sensibilidad de un corazón generoso”…quién puede negar que estas palabras dirigidas a San Juan Bosco no están calcadas en lo que fue la vida de este gran hombre? señaló el Director de Edebé.

Luego de ver un testimonial video sobre la vida del Cardenal, realizó su comentario el Provincial de los Salesianos, P. Natale Vitali, quien recordó que este libro se solicitó a su autor, Oscar Pinochet de la Barra en 1978, con ocasión de cumplirse el primer centenario de la presencia salesiana en Chile.

El P. Natale centró su exposición en la figura pastoral del Cardenal: ¿De dónde provenía tanta fuerza?, ¿quién lo inspiraba?, ¿quién le daba el coraje para ser voz de los sin voz?, ¿quién le daba la humildad para soportar las innumerables críticas a su caridad pastoral? Creo firmemente que el motor propulsor de su vida residía en la fe y en el amor entrañable a su Señor, dijo el Superior.

“El mismo amor que apremió a Cristo para dar su vida por los hombres, urgió también al Cardenal Silva para vivir y actuar entregado al bien de los hermanos modelando su vida en la vida del Buen Pastor – señaló el P. Vitali-, pero dejemos una vez más que sea él quien nos hable de su secreto: “Fui consagrado sacerdote para estar más íntimamente ligado con el Señor Jesús y para poder servirlos en los más humildes. Jesús me entusiasmó y a Él decidí darle mi vida. Después de muchos años de sacerdote salesiano, de Obispo y de Cardenal, puedo decir que mi vida ha sido feliz porque he sentido al buen Dios en torno mío. Yo sé que Él me ama, y lo único que deseo es amarlo a Él. Yo busco a Dios, amo a Dios, necesito de Dios y sé que Él me ama intensamente, eso me emociona hasta las lágrimas”…es un texto que encontramos en el libro”.

Testimonio

El comentario central sobre el libro y la figura del Cardenal, estuvo a cargo de Javier Luis Egaña, primer Secretario Ejecutivo de la Vicaría de la Solidaridad y Ex Embajador chileno ante la Santa Sede, quien desde joven fue muy cercano a Monseñor Silva. El diplomático recordó que gracias a su afición por la fotografía, fueron muchos los momentos de la vida del Cardenal que dejó plasmados en una cámara y en su corazón: “sólo me hacen pensar que fui un privilegiado al poder estar muchas veces con él, compartir su mesa en Santiago y Punta de Tralca. Acompañarlo en momentos muy especiales, como cuando me nombró primer Secretario Ejecutivo de la Vicaría de la Solidaridad, para acompañar al Vicario Monseñor Cristián Precht. En esa dura época de la vida nacional lo vi sufrir por lo que sufría su pueblo y llorar de impotencia ante el dolor de los familiares de los detenidos desaparecidos”.

Luego de un detallado recorrido por pasajes de la vida nacional y del Cardenal que marcaron a Egaña, y sobre el mismo libro, señaló: “Quiero agradecerle toda su entrega y compromiso. Su sonrisa y su firmeza. Su carisma y su sensibilidad. Pero creo que es mejor escucharlo a él”, y evocó las palabras de Monseñor Silva en uno de sus discursos más emblemáticos pronunciado en 1991 donde el Cardenal hablaba sobre el país que soñaba. En él se destaca:

“Pido y ruego que se escuche a los jóvenes y se les responda como ellos se merecen. La juventud es nuestra fuerza más bella. Ellos tienen el derecho a ser amados. Ya tienen la responsabilidad de aprender a amar de un modo limpio y abierto. Pido y ruego que la sociedad entera ponga su atención en los jóvenes, pero de un modo especial eso se lo pido y ruego a las familias. ¡No abandonen a los jóvenes! ¡Escúchenlos, miren sus virtudes antes que sus defectos, muéstrenle con sus testimonios un estilo de vivir entusiasmante!”.