En el día de San Vicente de Paul, el Rector Mayor sostuvo la última jornada de su visita a la Inspectoría de Chile el miércoles 27 de septiembre, la cual tuvo por centro el encuentro con las casas de formación. Cerca de 50 formandos y sus respectivos formadores, se dieron cita en el recinto de Lo Cañas, donde se encuentra el Posnoviciado, el Teologado y la Casa de Espiritualidad.
A primera hora de la mañana fue celebrada la Eucaristía, en la cual el Padre Pascual invitó a los formandos salesianos a dejar de la lado la mediocridad, poniendo como ejemplos a San Vicente y a Madre Teresa de Calcuta, quienes, a través de sus vidas, descubrieron a Cristo en los más pobres, descubrieron que a Cristo se le sirve en los otros y que no se puede organizar la propia vida -incluso la de religiosos- para llevar adelante proyectos personales.
Luego de un fraternal desayuno, los jóvenes formandos esperaron la palabra del Padre Chávez. Esta vez les llevó a entender que detrás de toda vida hay una vocación, y que todos somos llamados a reproducir la imagen del Hijo de Dios, lo que para el cristiano significa seguimiento e imitación. “Una cara de la vida -dijo el P. Chávez- es que no existe la vocación sin misión. Cuando Cristo llama es porque está pensando en salvar, entonces, la vocación es apostólica y misionera. La otra cara, es la formación: no hay vocación sin formación, pero la formación es nuestra responsabilidad”, señaló.
En relación a la formación, el Rector Mayor apuntó a tres problemas fundamentales de esta época: la fragilidad sicológica, la inconsistencia vocacional y el relativismo ético. “La solución para estos problemas, explicó, está en construir personalidades robustas, realizar experiencias personales de actitudes y valores salesianos y formar la propia conciencia”.
Luego de una hora de conversación, el Padre Pascual dijo a los formandos: “Les quiero mucho, y porque les quiero mucho como Don Bosco, es que los quiero buenos y cada día mejores. La vocación, cuídenla, porque es un regalo muy grande. Vívanla en profundidad y con responsabilidad”.
Finalizado este encuentro en Lo Cañas, el Padre Pascual se dirigió a la Casa Beato Felipe Rinaldi, donde se encuentran los salesianos más ancianos y delicados de salud de la Inspectoría. Una breve conversación, compartir una fotografía y la bendición de María Auxiliadora que el Rector Mayor impartió a sus hermanos salesianos y al personal que lo cuida, hizo la diferencia para los residentes, que se mostraron felices por haber tenido la gran oportunidad de estar con el sucesor de Don Bosco.
Saliendo de la Casa de Salud, el Padre Pascual se encontró con los alumnos del Colegio Camilo Ortúzar Montt, quienes dieron una sorpresa al Rector Mayor con un “esquinazo” de Cueca y un presente a nombre de la obra, entregado por su Director Padre Jorge Iturriaga.
Finalmente, el Rector Mayor, acompañado del Padre Inspector Natale Vitali, miembros del Consejo Inspectorial, algunos Directores de las obras chilenas, y su secretario, Padre Juan José Bartolomé, tomaron rumbo hacia el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez de Santiago. Antes de su partida hacia Roma, el Padre Pascual señaló que deja Chile muy contento por la visita que para él fue “emotiva y hermosa” y que su esperanza es que su palabra haya servido para motivar a todos aquellos que tuvieron la oportunidad de escucharlo, para dar de sí, siempre lo mejor.