Abundancia en el apostolado y el servicio; incansable hijo de San Juan Bosco que con espíritu misionero entregó la vida para la expansión del Reino. Esta impresión representa en breve la larga historia de entrega del salesiano sacerdote español Padre Vidal Pérez Álvarez, fallecido el jueves 14 de septiembre a los 94 años de edad. La misa funeral fue celebrada el viernes 15 en el Santuario María Auxiliadora de Santiago y fue presidida por el Obispo Emérito de Punta Arenas, Monseñor Tomás González. Concelebraron salesianos de las casas de Santiago, el Vicario Inspectorial Padre Hugo Strahsburger y el Padre Inspector Natale Vitali, quien en su homilía hizo un recorrido por los innumerables servicios prestados por el P. Vidal a la Inspectoría Chilena.
Respecto de la entrega de este salesiano español, el P. Natale indicó: “El P. Vidal siempre estaba presente en el patio en medio de los niños. Animaba sus juegos y la mayor parte del tiempo se los organizaba… era apostólico, visitaba a las familias, acompañaba a los que sufrían, daba su palabra de ánimo y esperanza”. El Padre Inspector se refirió también a los 40 años de abundante servicio en Magallanes, y otros tantos en varias obras del país hasta su ingreso a la Casa Felipe Rinaldi. Rememoró además el día en que el Arzobispo de Santiago, Cardenal Juan Francisco Fresno Larraín, le confirió “La Cruz del Apóstol Santiago” por su labor profesional y apostólica durante más de 50 años en la Iglesia de Chile (23 de octubre de 1985).
Tanto el Director de la Casa Felipe Rinaldi, P. Antonio Larraín, como la enfermera jefe, Sonia Vargas, señalan que el P. Vidal estaba muy contento de haber entregado la vida como misionero salesiano, al servicio de la palabra y la educación de los jóvenes. El P. Antonio reparó en el hecho que siendo el P. Vidal párroco en Magallanes, se daba el tiempo de visitar las casas de todos los laicos de los lugares de su jurisdicción parroquial. En 1999 llega a la Casa Felipe Rinaldi y una vez allí continuó su entrega y servicio en la comunidad. “Era muy piadoso y tenía muy buen humor para tomar las cosas; le gustaba cantar, decir poesías en las fiestas. Gozaba con la vida de la comunidad”, agregó en P. Antonio.
Dentro de la homilía, el Padre Inspector leyó la carta con la cual el P. Vidal solicitó ser admitido al Noviciado en 1932, que manifiesta su pesamiento: “Muy querido Señor Director: después de tanto tiempo que esperaba el día de poder hacer la petición, por fin ha llegado. He pensado sobre el gran paso que es dar el nombre a la Congregación Salesiana y con la ayuda de Dios estoy resuelto a hacer cualquier sacrificio para ser un buen hijo de Don Bosco. Pues, vocación no me falta”…
Director, párroco, consejero, profesor, vicario parroquial, confesor. Todo para Dios y la misión. Un salesiano más que antecede en el camino hacia la Jerusalén Celeste.