Parte a la morada eterna el P. Vidal Pérez

Producto de algunas complicaciones en su salud y, al parecer, como consecuencia de dificultades postoperatorias, ha fallecido en la mañana del jueves 14 de septiembre, el P. Vidal Pérez Álvarez, residente en la Casa Felipe Rinaldi, en la comuna de Macul, Santiago.

El P. Pérez, al momento de su deceso, tenía más de 94 años de edad, de los cuales 73 vividos en Chile, país al que había adoptado como su segunda patria ya que había nacido el 9 de enero de 1912 en San Andrés de la Regla, en la hermosa ciudad de Palencia, en el centro de España.

Siendo niño, conoce los salesianos de su pueblo que, al ver sus cualidades personales y deseos de ser un salesiano misionero, lo envían a Italia, a Villa Moglia a hacer su noviciado en 1932. Siempre recordará con emoción la despedida de su madre que lo fue a dejar al tren de su pueblo, a la que no volverá a ver con vida nunca más.

Justamente el día de su deceso, estaba cumpliendo 73 años de profesión religiosa, pues había profesado como religioso salesiano, por primera vez, un 14 de septiembre de 1933.

En 1936, luego de unos meses de navegación, llega a Chile, como tirocinante a las casas de Punta Arenas. La teología la realiza en Santiago, recibiendo la ordenación sacerdotal el 29 de noviembre de 1942 de manos de Mons. Melquisedec del Canto, por lo que se aprestaba a cumplir los 64 años de ministerio sacerdotal.

El P. Pérez conservó hasta el final su lucidez mental, sus recuerdos y reconocimientos de lo vivido, su generosidad y disposición a servir a sus hermanos enfermos de la comunidad, diligente en la celebración de la misa, participando, dentro de sus posibilidades, de diversas celebraciones inspectoriales.

Su gusto por las plantas y siembras, lo llevó a tener un cariño por la tierra y la hermosura de los jardines. Desde ellos extraía las semillas de algunas flores que le permitían hacer, a mano, hermosos y abundantes rosarios. Ese era su servicio silencioso, pero fecundo, ya que son varios los hermanos de la Inspectoría que aprendieron de él a hacer rosarios y a gustar de su oración.

En sus largos años de vida, era el más longevo desde que había partido en días pasados el recordado P. Marzolo, pudo desempeñar múltiples labores salesianas: director, párroco, consejero, profesor, vicario parroquial, confesor. Por años, cuando se encontraba en la casa de La Cisterna, en Santiago, desempeñó una labor misionera entre los niños y niñas pobres de la Ciudad del Niño en donde les prodigaba los sacramentos y la asistencia amistosa salesiana.

Es el quinto salesiano de la Inspectoría de Chile que ha partido a la casa del Padre en el transcurso de este año 2006.

Sus funerales se realizarán el viernes 15 de septiembre a las 10,00 hrs en la Gratitud Nacional.