“Era un hombre que no se dejaba tregua para atender enfermos… capaz de pasar horas y horas en el confesionario atendiendo gente”

Dos grandes referencias se pueden obtener del P. Gerardo Marzolo Barassi. La primera es su siempre delicado estado de salud, complicaciones que desde hace años le afectaban la vista y la audición, también el corazón y los pulmones en la juventud, al punto de cuestionarse si podía llevar adelante la vocación salesiana. Y la segunda y quizás la más significativa, es que a juicio de sus hermanos salesianos definitivamente es y fue un hombre de Dios, entregado completamente al apostolado, desde el silencio y la humildad. “Un sacerdote interesante, atípico, simple, calladito, muy fraterno, muy apostólico dentro de sus fuerzas y siempre entregado al pueblo, especialmente a los enfermos”. Así lo describió el Director de la obra de la Cisterna, P. Mario Scomparín momentos antes de la Misa funeral con que fue despedido por la Familia Salesiana celebrada el lunes 11 de septiembre en el templo de la Cisterna, la cual fue presidida por el Padre Inspector Natale Vitali y concelebrada por salesianos de las casas de Santiago y otros tantos de provincia.

Con 96 años de edad, el P. Gerardo desde el silencio de su apostolado se convirtió en el salesiano con más años al servicio del Reino de Dios en la Inspectoría: 77 años de profesión religiosa y casi 68 de sacerdocio. “Era un hombre que no se dejaba tregua para atender enfermos, siempre muy cercano a la gente sencilla, muy capaz de pasar horas y horas en el confesionario atendiendo gente, a pesar de su dificultad de la vista”. De esta manera sirvió por más de 50 años en la obra de la Cisterna, según contó el P. Mario, animándose incluso ya en sus últimos años de vida, a acercarse en silla de ruedas hasta el patio de la obra para estar con los jóvenes, sin poder ver ni oír bien, pero con el deseo profundo de estar con quienes amó. Una Bronconeumonía lo obligó a radicarse en la Casa Felipe Rinaldi hace un mes, donde fue llamado por el Señor a su presencia en la madrugada del 10 de septiembre.

Durante la homilía, el Padre Inspector se mostró bastante emocionado, e inició recordando que es la “cuarta vez que el Señor nos visita en este año para llevar consigo a un salesiano de nuestra Inspectoría: El P. Rodrigo Carranza, el P. Elías Martínez de Marañón, el hermano Coadjutor Mayorino Tirello y en esta tarde el P. Gerardo Marzolo Barassi”. Señaló también: “¿Qué hizo tan querido por todos a este salesiano nuestro? Su bondad, su capacidad de acogida, su voz serena que daba tranquilidad, su paternal perdón en el sacramento de la Reconciliación, que expresaba realmente el perdón del Padre Dios. Su gran amor a Dios y a la Santísima Virgen Auxiliadora lo llevó a ser fiel hasta el final”.

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Consultado al término de la Eucaristía respecto de su emoción, el P. Inspector indicó: “Conocí bien al Padre Gerardo cuando fui estudiante de Teología y trabajé aquí en la Cisterna. Fue mi confesor y pude apreciar la calidad humana y su espíritu de apostolado. A pesar de que no tenía buena salud, nunca se rehusaba a trabajar con la gente, a estar con los demás. Eso es lo que siempre llamó la atención de él”.

Participaron de la Eucaristía decenas de fieles del Templo de la Cisterna y familiares del sacerdote salesiano, entre ellos varios sobrinos y sobrinos nietos. Los restos del P. Gerardo fueron depositados en el mausoleo salesiano ubicado en el Cementerio Católico.