Siete nuevos voluntarios llegan al país para integrarse a obras SDB y HMA

Como estaba planificado y según información entregada a través de este mismo medio, llegaron a Chile proveniente de España siete jóvenes voluntarios pertenecientes a la ONG VOLS, Voluntariado Solidario, quienes se integrarán a obras de los Salesianos de Don Bosco (SDB) y de las Hijas de María Auxiliadora (HMA). Tres de ellos residirán durante un mes en la obra salesiana de Linares y cuatro en dos obras de Santiago perteneciente a las HMA. Estos siete jóvenes se suman a los dos que se encuentran en la obra salesiana de Catemu: Elena Martí y Ferrán Parra, quienes se integraron a la vida de la Escuela Agrícola el 21 de julio.

Pilar Lance (29), educadora social y estudiante de Ciencias Religiosas, es una de las jóvenes que se integrará a la obra de Linares. Es, además, presidenta de VOLS y fue partícipe de los primeros encuentros de la institución española con la Inspectoría chilena. Junto a ella se integrarán Yola Battikh (26), profesora de Inglés de primaria y Rubén Díaz. Consultados sobre el breve tiempo que llevan en tierras nacionales, manifestaron su sorpresa de las grandes diferencias que han podido apreciar entre los sectores de Santiago y de la labor que realiza la Fundación Programa Don Bosco.

El arribo en suelo chileno de estos jóvenes es parte de un extenso y elaborado proyecto en cual han trabajado las Inspectorías Salesianas de Barcelona y Chile y la organización VOLS. Para conocer el detalle de cómo se ha llevado adelante tan importante iniciativa, se conversó con el Vicario Inspectorial P. Hugo Strahsburger.

¿Cómo y por qué llegan los voluntarios a la Inspectoría Chilena?

– Llegan a través de contactos con el P. Rodrigo Carranza, que todavía sigue presente en nuestra Inspectoría con su espíritu tan creativo. Él tomo contacto en Barcelona con ellos y luego vinieron el año pasado para sostener los primeros encuentros ya más oficiales con la Inspectoría y con el programa Don Bosco. En la ocasión vino el Padre Ramón Vera y la Presidenta de VOLS Pilar Lance. Se dieron cuenta de todo y aceptaron venir. Se oficializó la venida de Inspectoría a Inspectoría a través de los coordinadores inspectoriales de la Pastoral Juvenil, que en el Caso de Barcelona es el P. Rafael Gasol y yo en el caso de Chile.

¿Qué es lo que se espera con esta experiencia?

– La venida de los voluntarios es para sensibilizarse ante las temáticas sociales y culturales de países pobres o del tercer mundo. En segunda instancia es para enriquecer la personalidad del voluntario, para adquirir sensibilidad social, especialmente en un país donde ellos dicen que hay mucho bienestar y que las personas tienden a encerrarse en si mismos, ser individualistas y caer en el juego del tener y del materialismo, sólo vivir para tener y no para dar. En tercer lugar ellos quieren que esto genere en la Inspectoría de España un sentido de apertura a los demás, un sentido de entrega del propio tiempo y de la propia vida a otros hermanos necesitados.

¿Cuáles son las realidades de los voluntarios que han llegado?

– No todos son cristianos y salesianos, sin embargo, son admitidos en la organización (VOLS) con la condición de que se abran a los demás y sean solidarios Hay distintos subgrupos dentro de ellos: Hay algunos que están en la búsqueda de Dios, otros que son ex alumnos nuestros, otros que son cristianos comprometidos y que pertenecen a grupos pastorales, y otros que son de grupos salesianos. De tal manera que no sería novedad que muchos de ellos, después de haber realizado una experiencia, aunque sea breve -ente caso un mes-, puedan luego comprometerse más, e incluso, si el Señor lo permite, puedan reflexionar sobre un camino vocacional más específico hacia la vida religiosa o sacerdotal.

¿Como se ha organizado la inspectoría para recibir a los jóvenes?

– Primero logramos constituir un equipo de coordinación del futuro voluntariado inspectorial. Hay ocho personas que han aceptado formar parte y ya hace tres meses que nos estamos reuniendo. Es un equipo de personas con deseo de colaborar, algunos profesionales otros no. Lo importante es que tengan tiempo, disponibilidad y que entiendan en qué cosiste el voluntariado, de tal manera que puedan ayudar a la inspectoría a que se genere una corriente de voluntariado, se descubran voluntarios que ya existen pero no están organizados.
Con el equipo hemos reflexionado y elaborado un programa, el cual definió en primera instancia aclarar a qué venían los voluntarios, buscar las casas donde se establecerían, elaborar un plan de inducción mínima de tres días para conversar con ellos, acogerlos y entregarles información sobre la realidad chilena, la realidad de la inspectoría, la realidad social, pastoral, cultural política, económica y ecológica de los lugares donde ellos iban a ir. Luego decirles que esperaba la comunidad religiosa de ellos.
El programa de inducción comprende momentos teóricos y prácticos. Han podido, por ejemplo, visitar al casco histórico de Santiago, se les muestra el programa Don Bosco, alguna obra salesiana y después se les da una tarde y noche para conocer Viña del Mar y Valparaíso, lugares que generalmente desean visitar.

¿Cuál fue el criterio para enviar a los voluntarios a Catemu y Linares?

Los siguientes: Que fueran zonas de pobreza, lugares de bastante complejidad y de oportunidades, porque la complejidad social cultural también da más oportunidad de conocimiento de las necesidades. Linares es uno de los lugares más pobres de Chile y Catemu es un lugar donde acogemos a adolescentes y jóvenes de la misma realidad. En ambas casas hay colegio, escuela técnica, básica, una parroquia amplia, de tal modo que van a poder conocer la realidad y ver cómo actúa la Iglesia, cómo actuamos los salesianos, cómo se vive el Espíritu Salesiano y la propuesta educativo pastoral. Además, los directores de dichas obras han tenido muy buena disposición para esta iniciativa.

¿Cuáles son los antecedentes de la experiencia que hoy se realiza?

– La inspectoría ha hecho esta experiencia desde hace más de seis años, pero se han descontinuado tres momentos de organización inspectorial. Nosotros hemos tratado de aprovechar todo lo bueno de lo anterior para proyectar con un equipo inspectorial más amplio y poder así responder a este objetivo de crear el voluntariado, porque no es fácil.

¿Cuáles son los beneficios que se vislumbran fruto de esta experiencia?

– Lo interesante es que la inspectoría nuestra, con esta experiencia, aunque sea mínima y breve, de pocos voluntarios, ofrece muchas posibilidades. Por ejemplo, donde residirán los voluntarios se abre el mundo, van a saber de España, van a saber de otros modos de vida, de otras escalas de valores, van a ver jóvenes profesionales, de tal manera que ya está ese primer enriquecimiento mutuo. Segundo, nosotros vamos a poder establecer redes a través de los mismos voluntarios, que seguramente van a establecer contactos con nuestra gente y también a nivel inspectorial. Y en tercer lugar, nosotros vamos a seguir esta red de beneficios mutuos, donde podamos recurrir como hermanos a inspectorías que tienen mayor tradición que nosotros.