Jóvenes pertenecientes a la Comunidades Apostólicas Salesianas de Catemu, Valparaíso, Jesús el Señor, Salesianos Alameda, San Luís, Talca y Puerto Montt, sostuvieron el II Encuentro Nacional de la Etapa de Formación Apostólica EFA desde 21 al 23 de julio.
A continuación el testimonio del secretario ejecutivo nacional Nissim Saa acerca de esta experiencia, el cual entrega los detalles de todo lo vivido por los cerca de 30 jóvenes durante el fin de semana.
Por Nissim Saa
La tarde del viernes 21 de julio no era sólo una tarde más, a medida que se congregaban los jóvenes EFA de distintas zonas de nuestro país, los saludos de alegría y comunión se hacían presentes. Las palabras de nuestro asesor, el P. Juan Bustamante, fueron el impulso anímico y espiritual que nos recordaba la misión por la que nos reuníamos.
Así llegaba al Centro Juvenil de Lo Cañas el bus en el cual venían la casi treintena de jóvenes participantes desde Catemu, Valparaíso, Jesús el Señor, Salesianos Alameda, San Luís, Talca y Puerto Montt, cerca de las 21 horas. Los responsables de esta actividad –Oscar Llancaleo, Gabriela Riquelme y S. Juan Miguel Cárcamo- nos presentaron el esquema del encuentro en el que tendríamos la oportunidad de compartir con otros hermanos apóstoles. Después de la motivación inicial vino la distribución de piezas y la cena, en la que aprovechamos de saludar a nuestro hermano EFA de Talca, Rigoberto Cárcamo, por su nuevo año de vida que celebraba junto a nosotros. Antes del descanso se realizó el primer momento de oración a cargo de los hermanos de Valparaíso.
En medio de la lluvia del sábado, aparecían los rostros que poco a poco dejaban el sueño y se tornaban anímicos para iniciar las Laudes, oración matinal que nos prepararía para el primer tema: “Apóstol Salesiano en la realidad de hoy”. El apóstol Marcelo Acuña nos invitó a reconocer la realidad del compromiso y el apostolado de quienes alguna vez dijeron “Sí, prometo”. Mediante el trabajo personal aprendimos que ser apóstol es conjugar nuestro espíritu de servicio sin despreocupar el futuro personal; aprendimos que comprometernos no es sacrificar la vida por completo y que las frustraciones son parte de la vida que buscan poner a prueba nuestra formación.
Bajo esta realidad, las palabras de Marcelo se complementaron con las de un nuevo apóstol, desde Talca y a cargo de David Escalona profundizamos el tema “Apóstol Salesiano en el contexto eclesial”. De esta forma conocimos lo que realmente debe hacer un apóstol en lo cotidiano, como miembro de la iglesia y teniendo como lugar central la Eucaristía. Las dinámicas de representación y el compartir como apóstoles de Cristo fueron parte importante de las temáticas planteadas por David.
Nuestro encuentro avanzaba y nuestras proyecciones como futuros apóstoles encontraba mayores orientaciones. Así sucedió también con el tema desarrollado por el apóstol Fernando Prado, quien nos mostró al “Apóstol Salesiano al estilo de Don Bosco”. En este tema formativo conocimos las principales características de San Juan Bosco como persona, como una viviente espiritualidad, como misión de carisma, como vida religiosa y moral, como entrega a los jóvenes. Con este nuevo conocimiento, se nos propone reconocer a las CAS como una instancia formadora de líderes cristianos que puedan convocar a otros tantos a vivir el proyecto salvador con perseverancia.
Ya llegaba la noche y la comunión se hacía presente en su totalidad. Pudimos conocer la realidad de nuestras comunidades y de nuestros centros, trabajamos nuestra proyección como futuros apóstoles y como formadores; por eso era necesario dejarnos acompañar por nuestro Padre y por el Santo Espíritu que nos permitía reunirnos, para eso hicimos en comunión una Adoración al Santísimo en la que también recordamos a los hermanos EFA que no pudieron asistir a este importante encuentro. Ante la formación recibida y para no dejar de lado la unión lograda entre los participantes, el momento de relajo se dio entre guitarreos y bromas, sin dejar de lado las infaltables sesiones de fotos.
Ya se había alejado la lluvia y un sol acogedor daba el inicio del domingo. El desayuno se hacía distinto por todo lo que habíamos compartido en la formación del día anterior. Sabíamos que era nuestro último día de encuentro y agradecimos por todo lo vivido en la Eucaristía celebrada con la comunidad. Los momentos siguientes nos permitieron evaluar esta experiencia y plantear líneas de acción para el encuentro del próximo año como también proponer orientaciones para el crecimiento de nuestro camino de EFA y nuestro futuro de apóstoles.
La canción que nos guió en este encuentro fue “Eso que soy, eso te doy”. Iniciamos la convocatoria preguntándonos por qué nosotros y finalizamos redescubriendo una verdad: mi vida y nuestra vida es un tesoro. Culminamos así el II Encuentro Nacional de EFA para encontrarnos, como siempre, en la oración.