El Papa Benedicto XVI finalizó el domingo 9 de julio su viaje apostólico a Valencia tras presidir una multitudinaria misa conclusiva del V Encuentro Mundial de las Familias (EMF), ante un millón y medio de personas desde el escenario levantado junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias y ser despedido por los reyes de España en el aeropuerto de Manises.
A primera hora de la mañana de aquel día, el Pontífice recibió en el Palacio Arzobispal, acompañado por el arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco, al presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, acompañado por su esposa y sus tres hijos, la alcaldesa de Valencia Rita Barberá, y el presidente de la Diputación, Fernando Giner, con su familia.
Tras ello se dirigió en vehículo panorámico al escenario levantado junto al puente de Monteolivete, en las inmediaciones de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde presidió la misa conclusiva del EMF, en la utilizó para la consagración el Santo Cáliz de la Última Cena que se venera en la Catedral de Valencia.
Más de 50 cardenales, 450 obispos y 3.000 sacerdotes de los cinco continentes participaron en la multitudinaria misa presidida por el papa Benedicto XVI. En la eucaristía tomaron parte en un lugar preferente los reyes de España y la familia real. En representación del gobierno asistió el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y el de Justicia, Juan Fernando López Aguilar.
También participaron el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, la alcaldesa Rita Barberá y el presidente de la Diputación Fernando Giner, así como el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, al que el Papa recibió al termino de la eucaristía en las dependencias situado bajo el altar.
Mensaje esperanzador a las familias del mundo
Durante su Homilía, Benedicto XVI envió un mensaje de esperanza a las familias del mundo.
“La Iglesia nos enseña a respetar y promover la maravillosa realidad del matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, que es, además, el origen de la familia. Por eso, reconocer y ayudar a esta institución es uno de los mayores servicios que se pueden prestar hoy día al bien común y al verdadero desarrollo de los hombres y de las sociedades, así como la mejor garantía para asegurar la dignidad, la igualdad y la verdadera libertad de la persona humana”, manifestó el Pontífice.
Y agregó: “La presencia del Espíritu ayudará a los esposos a no perder de vista la fuente y medida de su amor y entrega, y a colaborar con él para reflejarlo y encarnarlo en todas las dimensiones de su vida. El Espíritu suscitará asimismo en ellos el anhelo del encuentro definitivo con Cristo en la casa de su Padre y Padre nuestro. Éste es el mensaje de esperanza que desde Valencia quiero lanzar a todas las familias del mundo”.
Un coro formado por más de 200 padres y madres de familias valencianas, acompañado por la Orquesta de Valencia, ha cantado en la misa conclusiva.
Al concluir la eucaristía el Papa ha leído un mensaje final en el que ha anunciado también la designación de la ciudad de México como sede del próximo VI Encuentro Mundial de las Familias en 2009.
Al término de la misa, Benedicto XVI, ha modificando el programa previsto de regreso al aeropuerto de Manises a donde iba a ir en coche cubierto, se ha subido al vehículo panorámico con el fin de “despedirse de los valencianos”, según fuentes de la organización, en un recorrido por el centro de la ciudad, hasta el aeropuerto de Manises, donde los reyes de España le han despedido.
Finalmente, Benedicto XVI ha subido a un avión de la compañía Iberia que ha despegado a las 13 horas hacia Roma.
Fuente: AVAN – Zenit.org – Prensa CECh