Después de un tiempo de dolencias y avanzada edad, partió a la casa del Padre el sacerdote salesiano P. Manuel Miranda Muñoz, el domingo 2 de julio.
El P. Manuel nació el 21 de abril de 1919, en Santiago, Comuna de Providencia, siendo sus padres Manuel y Ana Luisa. Ingresó a estudiar al Colegio Salesiano Camilo Ortúzar Montt, casa donde se encontraba el aspirantado en aquel entonces. El ambiente y clima de familia le llevaron a pedir también ser aspirante y, luego, ingresar al noviciado en esa misma casa en 1935, coronando ese momento con la primera profesión religiosa el 3 de febrero de 1936. En su petición, decía: “Confío llegar a cumplir exactamente, en compañía de María y por su mediación, las constituciones de esta sociedad (salesiana) y el género de vida que deseo abrazar”, petición hecha el día de la pureza del 8 de diciembre de 1935. Los superiores, al analizar su petición, le admiten por unanimidad considerando su “inteligencia, piedad y buen espíritu, docilidad y su mucha iniciativa”.
Su tirocinio práctico lo realizó en la misma obra de Macul, como asistente de los aspirantes entre 1939 y 1941. Fue ordenado sacerdote el 2 de diciembre de 1945, por imposición de manos de Monseñor Augusto Salinas, Obispo Auxiliar de Santiago y amigo personal de San Alberto Hurtado. En la petición para este trascendental paso, decía en parte: “Lo hago solamente con la finalidad de poder finalmente trabajar de veras hasta mi muerte, por mi buen Dios y por las almas que Él me confíe para llegar bien acompañado al cielo” (1 de noviembre 1945).
Su vida de obediencia salesiana lo llevó a prestar algunos servicios en lugares diversos de la Inspectoría chilena:
1946 Patrocinio San José, en Santiago, como Consejero (Inspector general de ahora).
1947-1948 Instituto Salesiano de Valdivia, como Consejero.
1949-1951 Liceo Arriarán Barros, en Santiago, como Consejero.
1952-1953 Don Bosco de Punta Arenas, como profesor de Castellano y capellán naval.
1954-1956 San José de Punta Arenas, como profesor de Filosofía y Castellano
1957 Patrocinio San José, en Santiago, como profesor de Historia y Castellano.
1958-1959 Liceo Juan Bosco de la Alameda, en Santiago, como Catequista (Coordinador de Pastoral actual).
1960-1963 Sagrada Familia de Macul, en Santiago, como Consejero.
1964 Catemu, como Catequista.
1965-1967 Valparaíso, estudiante de Filosofía en la Univ. Católica de Valparaíso.
1967-1971 Patrocinio de San José, en Santiago, como profesor y estudiante en la Univ. Católica de Valparaíso.
1972, con residencia en la casa salesiana de La Cisterna, inicia su servicio como Capellán Militar en el servicio religioso de la Fuerza Aérea de Chile.
1975-1976, tiene su residencia salesiana en la Gratitud Nacional, en Santiago, siempre sirviendo como capellán militar.
1977-1978, residiendo en la casa salesiana de Iquique, continúa su servicio como capellán
A partir de 1978 se encontraba fuera de la comunidad salesiana, prestando servicios religiosos de manera exclusiva a la Fuerza Aérea de Chile. Jurídicamente no estaba exclaustrado definitivamente, aunque había hecho las peticiones formales al Rector Mayor de la época, P. Egidio Viganó (25/11/1987), cuando éste visitó Chile. Luego, siguiendo los trámites canónicos respectivos, formuló la petición del indulto de secularización al Santo Padre Juan Pablo II. El Obispo Castrense de la época, Mons. Gonzalo Duarte (actual obispo de Valparaíso), respondió favorablemente a la solicitud del P. Miranda de ser incardinado definitivamente en el obispado castrense el 16 de septiembre de 1996.
El P. Miranda falleció el domingo 2 de julio en una residencia para ancianos de la Fundación Las Rosas. La misa exequias se realizó el lunes 3, con la presencia de los salesianos: P. Natale Vitali (Inspector), P. Hugo Strahsburger (Vicario Inspectorial), P. Simón Kuzmanich y P. Pedro Elías García, quienes le conocieron y representaron a la Inspectoría Salesiana de Chile. Presidió la Santa Misa el Capellán Militar Jefe del servicio religioso de la Fuerza Aérea de Chile y el responso final lo celebró el Obispo Castrense Emérito, Mons. Joaquín Matte Varas.
En la homilía destacaron sus virtudes sacerdotales, especialmente la cercanía y sensibilidad con los más pobres, en los cuales gastaba buena parte de su pensión pagándoles las cuentas de luz, agua u otras necesidades.