Ciudad del Vaticano, 29 noviembre 2005.
Para la ciudad de Roma y para todo el mundo, Su Santidad el Papa Benedicto XVI concedió a los fieles la posibilidad de lucrar Indulgencia Plenaria este 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y 40º aniversario de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II.
La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal correspondiente a los pecados ya perdonados, que se obtiene por mediación de la Iglesia. Esta antigua tradición de la Comunidad, fundamentada en el poder de las llaves que Jesucristo entregó al Sucesor de Pedro, permite este beneficio espiritual que se obtiene –según recuerda el mismo decreto– con la Confesión Sacramental, la Comunión Eucarística y la oración según las intenciones de Sumo Pontífice. Además en esta ocasión, para obtener la Indulgencia se debe participar en algún acto litúrgico en honor a la Virgen Inmaculada o realizar personalmente un acto de devoción ante una imagen de María Inmaculada expuesta a la devoción pública.
Los enfermos o los que estén justamente impedidos pueden también obtener este beneficio espiritual, comprometiéndose a realizar los actos de devoción señalados en cuanto les sea posible, alejándose de todo sentimiento de pecado, rezando por las intenciones del Papa, “en oración a María Inmaculada y recitando el Padre Nuestro y el Credo”, especifica el decreto emanado por la Penitenciería Apostólica de Su Santidad, ente vaticano encargado de estos asuntos.
Fuente: VIS