Roma, 5 octubre 2005.
La relación entre la Eucaristía y la ética pública, planteada ante la asamblea por el arzobispo William Joseph Levada, nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sigue interesando al Sínodo.
El argumento fue retomado en la sesión de intervenciones libres que se celebró entre las 18,00 y las 19,00 de este martes directamente por dos cardenales.
El cardenal estadounidense Edmund Casimir Szoka, presidente de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano, pidió la palabra para intervenir sobre esta cuestión, citando el número 73 del «Instrumentum laboris»
El texto afirma que «algunos reciben la Comunión aún negando las enseñanzas de la Iglesia o sosteniendo públicamente opciones inmorales, como el aborto, sin pensar que están cometiendo un acto de grave deshonestidad personal y causando escándalo».
«Además, existen católicos que no comprenden porqué es pecado sostener políticamente un candidato abiertamente favorable al aborto o a otros actos graves contra la vida, la justicia y la paz».
También tomó la palabra el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia. Además de hacer referencia al argumento tocado por monseñor Levada, presentó la vida eucarística como un remedio para muchos de los males que experimenta hoy la familia.
Se profundiza en la relación entre eucaristía y ecumenismo
Varias de las intervenciones que se han escuchado en el Aula del Sínodo de los Obispos en estos tres primeros días de intervenciones han tenido lugar sobre la «intercomunión», es decir, la posibilidad de ofrecer la Eucaristía a cristianos de otras confesiones.
Entre los que han tocado la cuestión, se encuentran el cardenal Georges Cottier, OP, teólogo de la Casa Pontificia, quien hizo una invitación a los padres sinodales a estudiar este argumento, al tomar la palabra en la sesión de intervenciones libres del final del día del martes.
Monseñor John Atcherley Dew, arzobispo de Wellington, constató que «hay católicos casados con bautizados de otras confesiones cristianas. Les reconocemos que están bautizados en Cristo en el sacramento del matrimonio, pero no en la recepción de la Eucaristía».
El cardenal Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, tomó la palabra para ilustrar las excepciones canónicas que aparecen en sobre el tema de la intercomunión, recordando lo que indica el «Instrumentum laboris», el «documento de trabajo» en el que basan sus intervenciones los padres sinodales.
El documento de trabajo del «Instrumentum laboris» reconoce que «queda por aclarar el modo en el cual debería ser presentado el misterio Eucarístico en el contexto del diálogo ecuménico, para evitar dos riesgos opuestos: el prejuicio de la estrechez de miras y el relativismo».
Elegida Comisión redactora del «mensaje final»
Han sido elegidos los padres sinodales que conforman la Comisión encargada de redactar el «mensaje final» del Sínodo de la Eucaristía (que se clausurará el 23 de octubre), según se revelaron este miércoles los diferentes portavoces que informan sobre el desarrollo de la asamblea en cinco idiomas.
En representación de Asia, ha sido elegido el cardenal Ivan Dias, arzobispo de Bombay (India), en representación de América, el cardenal Claudio Hummes, arzobispo de Sao Paulo (Brasil), en representación de África, monseñor Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kisangani (República D. Congo), y en representación de Europa, monseñor Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto (Italia).
La comisión tiene también un representante de las Iglesias de Oriente, el cardenal Nasrallah Sfeir, patriarca de Antioquía de los Maronitas (Líbano), un representante de la Curia romana, el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y un representantes de los superiores de congregaciones religiosas, el padre Peter-Hans Kolvenbach, prepósito general de la Compañía de Jesús.
El «mensaje final» redactado por la comisión será sometido al voto de la asamblea general. Constituye una exhortación dirigida al pueblo de Dios en la que no se recogen las proposiciones específicas del Sínodo. Éstas son después presentadas por el Papa en una «exhortación apostólica post-sinodal» cuya redacción requiere en general al menos un año.
Fuente: Prensa CECH