Roma, 5 octubre 2005.
Mons. Cristián Caro Cordero, arzobispo de Puerto Montt (Chile), ha propuesto que se instaure un «Año de la Penitencia» en el que se pueda reforzar el vínculo que une la Eucaristía con el Sacramento de la Reconciliación.
El arzobispo propuso este lunes en la primera sesión del debate sinodal. La idea ha sido bien acogida por el resto de los padres conciliares.
El cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, tomó la palabra para apoyar la iniciativa, aunque consideró que es necesario esperar algo para profundizar en los frutos del Año de la Eucaristía, que termina este mes de octubre.
Monseñor Caro Cordero recordó también que en Chile, «el Año de la Eucaristía ha traído frutos constatables a nivel espiritual y pastoral» y subrayó como «providencial» que justo en este mes se canonice al chileno padre Alberto Hurtado, «que fue un hombre eucarístico y social».
Monseñor Caro Cordero constató la difundida «pérdida del sentido del pecado» y sugirió que los sacerdotes se empeñen más en la dirección espiritual de los jóvenes y que dediquen «tiempo» al sacramento de la Reconciliación.
Secularización y eucaristía: No es sólo un fenómeno occidental La secularización no sólo penetra también en ambientes europeos o de países desarrollados «occidentales». Es una de las constataciones del Sínodo de los obispos dedicado a la Eucaristía.
Varias de las intervenciones de prelados de Asia, África y América Latina revelan que la indiferencia religiosa y la secularización acechan también sus países, según ha hecho saber Isidro Catela, informador para los periodistas de lengua española.
«La secularización como proceso cultural se ha internado en nuestros ambientes», denunciaba en el Aula Sinodal el obispo Juan Abelardo Mata Guevara, SDV, de Estela (Nicaragua).
«Se ha atacado a la Iglesia, no hay respeto por sus representantes, quienes están constantemente sometidos a la crítica mordaz y a caricaturas sarcásticas», añadió.
En este contexto, el obispo invita a «una renovación en el espíritu de comunión, en la reconciliación y el ‘amor fraterno’ y recuerda que ‘el Año Eucarístico’ va más allá de un simple evento y busca una profundización en lo más íntimo de nuestra vida interior y eclesial».
El Sínodo afronta la cuestión de los creyentes que votan por partidos pro-abortistas El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo William Joseph Levada, ha planteó en la mañana de este martes la necesidad de debatir en el Sínodo la cuestión los votantes de partidos abiertamente favorables al aborto.
Monseñor Levada, y también otros obispos norteamericanos, citaron el número 73 del «Instrumentum Laboris» del Sínodo sobre la Eucaristía en el que se hace referencia a la relación entre Eucaristía y moral y vida pública.
El sucesor del cardenal Joseph Ratzinger al frentre de la Congregación para la Doctrina de la Fe sugirió al tomar la palabra en inglés que se escuche la experiencia de otros países después de constatar que en el suyo, los Estos Unidos, el tema ha dividido a la Iglesia.
El número 73 recuerda que «muchos se acercan al Sacramento sin haber reflexionado suficientemente sobre la moralidad de la propia vida» y añade que «algunos reciben la Comunión aún negando las enseñanzas de la Iglesia o sosteniendo públicamente opciones inmorales, como el aborto, sin pensar que están cometiendo un acto de grave deshonestidad personal y causando escándalo».
Monseñor Levada sugirió que el Sínodo, en sus círculos menores, pueda debatir el problema de los católicos que no comprenden por qué es pecado sostener políticamente un candidato que apoya abiertamente el aborto u otros actos graves contra la vida. El documento de trabajo incluye graves actos contra la justicia y la paz.
El número 73 del «Instrumentum Laboris» ya advierte que «de esta actitud resulta evidente, entre otros aspectos, que está en crisis el sentido de pertenencia a la Iglesia y que no es clara la distinción entre pecado venial y mortal».
Según ha explicado Isidro Catela, informador en español sobre el Sínodo de obispos, los padres sinodales (los miembros del Sínodo con voz y voto) están especialmente interesados en profundizar en la «dimensión horizontal, descuidada, de la Eucaristía».
La Eucaristía y la transformación social Esta dimensión es la que vincula la Eucaristía con la transformación social: «No se puede salir de la Eucaristía igual que como se ha entrado» es una frase que se oye repetidamente en el aula, reveló Catela.
Así, muchos de los padres sinodales de Asia, África y América Latina que han intervenido hasta ahora en el Sínodo advierten la necesidad de ver en la Eucaristía un elemento de transformación de la vida propia y de los hermanos.
Han evidenciado que «de ello debe desprenderse un cierto estilo de vida comunitaria», añadió el informador Catela, que es el director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española.
En este sentido, monseñor José Trinidad González Rodríguez, obispo auxiliar de Guadalajara (México) recordó que «la justicia unida a la caridad a la que nos urge la Eucaristía nos proyectan a un amor activo, concreto y eficaz con cada ser humano».
Además de ahondar en estos aspectos, el Sínodo ya está preparando la comisión que se encargará de redactar el mensaje final.
Aparte de las intervenciones libres que se hacen entre seis y siete de la tarde y que ayer fueron 25, después de cada jornada sinodal se ha propuesto una novedad: habilitar espacios para la adoración eucarística tanto junto al Aula del Sínodo como en los alojamientos de los padres sinodales, que están en la Casa Santa Marta y en el Instituto Maria Niña, ambos en territorio vaticano.
La comunión en la mano, tema discutido en el Sínodo El «arte de la celebración» («ars celebrandi») de la Eucaristía y sus aspectos concretos, como el de la comunión en la mano, son temas que están acaparando el interés de los participantes en el Sínodo.
La cuestión de la comunión en la mano fue planteada por un obispo de Lituania, que se manifestó más bien en contra, pidiendo que siempre se hiciera en la boca.
Más tarde, afrontó la cuestión el cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos, quien explicó los argumentos a favor y en contra de esta práctica.
Ahora bien, el purpurado nigeriano mencionó las dificultades que pueden surgir de la administración de la comunión en la mano, que permite el que una persona pueda llevarse la comunión sin comulgar.
Isidro Catela, informador en español del Sínodo de los Obispos, explicó a los periodistas que se dio el caso de una persona que se guardó una hostia consagrada por Juan Pablo II y la vendió en una conocida empresa de subastas en Internet. En ocasiones también se han utilizado hostias para ritos satánicos.
Por este motivo, el cardenal Arinze pidió a los sacerdotes que, cuando den la comunión en la mano, presten particular atención para que quien comulga no pueda perseguir otros fines.
Por último, aclaró que es una decisión que depende de las conferencias episcopales de cada país.
Sobre los medios de comunicación y la transmisión de la Eucaristía por televisión, dos padres sinodales y también el arzobispo John P. Foley, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, observaron que es deseable que se trate de «transmisiones que sean modelo y no motivo de mayor preocupación del creyente o de despiste».