Concepción, 16 agosto 2005.
Hace 25 años fue bendecido el Santuario María Auxiliadora de la obra salesiana de Concepción. Este 15 de agosto, el obispo auxiliar de Santiago, el salesiano Mons. Ricardo Ezzati Andrello dedicó solemnemente a Dios el Templo y el Altar.
A las 11:00 hrs. en la pequeña explanada del templo, Mons. Ezzati comenzó la Eucaristía. El Rector del Santuario, padre Diego Muñoz Fuentes explicó que se trata de ”un acto de purificación nuestro y de este lugar que nosotros hemos destinado para la oración y el encuentro con Dios… faltan tantos lugares en los que el hombre se encuentren con Dios. Me alegro y me emociono y los invito a pensar en nuestro bautismo… Templo lavado con el agua y consagrado con el óleo, para que esas piedras, ese cemento y esos fierros sean realmente lugar donde está Dios”, agregó.
Los fieles y los sacerdotes comenzaron a ingresar al templo sobre el que el Obispo derramó agua en recuerdo del Bautismo. Las Santas Escrituras fueron solemnemente entronizadas y el Obispo pidió que ”resuene siempre en la Casa de Dios su Palabra, para que conozcáis el misterio de Cristo y se realice vuestra Salvación dentro de la Iglesia”.
Durante su Homilía, Mons. Ezzati recordó los orígenes de este Santuario, cuando el terremoto de 1960 destruyó el templo construido por los salesianos, y que en 1975, luego que la obra salesiana levantó el nuevo colegio, comenzó a surgir la idea de levantar el Templo. A fines de 1977 se bendijo la primera piedra y el arzobispo Manuel Sánchez bendijo el templo terminado.
”La experiencia de San Juan Bosco es una realidad que hoy podemos tocar con mano… la obra salesiana nació por invitación de la Virgen Auxiliadora; creció bajo su amparo y al final de su vida, san Juan Bosco pudo decir que la Virgen Auxiliadora lo había hecho todo. Hoy podemos decir que lo ha hecho y lo sigue haciendo todo… con su protección, con su auxilio, esta semilla del reino de Dios presente en la ciudad de Concepción podrá seguir educando, formando, acompañando jóvenes y adultos en el camino de la fidelidad al Señor y a su Iglesia”, señaló el Obispo durante su homilía.
”Que aquí el Señor y la Virgen puedan escuchar el latido de su corazón, ese latido que le manifiesta al Señor y la Virgen con toda confianza las propias necesidades, pero que sea también el lugar para escuchar el latido del Corazón de Dios y de María, porque el Señor siempre tiene algo que decirnos de su amor, de su misericordia y de su benevolencia; la Virgen siempre tiene algo que comunicarnos de su bondad y ternura de Madre, y de su Auxilio en la vida cristiana”, agregó.
Luego, se realizó el canto de las letanías, pidiendo la intercesión de los santos. El obispo pronunció la oración de consagración y derramó crisma sobre el altar. El director de la obra, padre Miguel Rojas, y el provincial, padre Bernardo Bastres asistieron al Obispo en la Consagración de los muros del templo. El ecónomo provincial, padre Jorge Rivera, incensó al pueblo. Finalmente, el secretario provincial, padre Luis Perigallo, encendió los cirios en los muros del santuario.
Bajo el altar, Mons. Ezzati depositó las reliquias de San Juan Bosco, Domingo Savio, Miguel Rúa, Felipe Rinaldi, Artémides Zatti y Laurita Vicuña. Al final de la ceremonia, los fieles se acercaron a venerar el altar y las reliquias de los santos. Luego, se ofreció un cóctel a los invitados.
El director de la obra salesiana de Concepción, padre Miguel Rojas, señaló que ”después de 25 años, es un orgullo poder Dedicar y Consagrar este templo a María Auxiliadora. Son muchos los ex alumnos que han pasado por nuestras aulas, por nuestra Casa Salesiana y que saben el significado de lo que hoy hemos realizado. Un templo de estas características, la importancia que tiene en la zona y la gran afluencia de fieles que participan en las celebraciones que ofrecemos”.
El provincial salesiano, padre Bernardo Bastres, manifestó que ”para la Congregación y para la Obra, (esta celebración) significa una preocupación especial por difundir la devoción a María Auxiliadora; por recordarnos que en las raíces y en las proyecciones sin María no podemos hacer nada. Dedicar un templo a ella, es parte del esfuerzo que debemos hacer por profundizar la devoción, darla a conocer más, y pedirle que nos siga acompañando en la Misión”.
La Tradición y el derecho de la Iglesia piden que los templos una vez construidos sean prontamente bendecidos. Luego se pide la consagración de la iglesia y del altar a Dios, que propiamente se llama Dedicación. Los templo son dedicados sólo a Dios, pero pueden tener a una advocación de la Virgen —como en este caso María Auxiliadora— o un santo como patrono.