UCSH realiza seminario “un profesor de calidad para el siglo XXI”

Santiago, 10 junio 2005.
Destacadas personalidades del mundo de la educación participan en el Seminario Nacional de Educación “Un Profesor de calidad para el Siglo XXI” que se realiza desde ayer en la Universidad Católica Silva Henríquez.

El encuentro se inauguró este jueves a las 09:00 horas en el Auditorio del Edificio de Deportes, Extensión y Servicios, con participación del rector de la UCSH, Sergio Torres Pinto, y del director del Departamento de Educación, Jaime Brito. La iniciativa pretende, entre otros objetivos, establecer un diálogo entre formadores de profesores a nivel nacional sobre la situación actual y los nuevos desafíos en la formación de profesores de cara al siglo XXI.

Entre los panelistas destacan el doctor Angel Pérez Gómez, catedrático de la Universidad de Málaga; la especialista en formación docente Beatrice Avalos; Juan Ruz, director de la oficina Técnica de la Organización de Estados Americanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI); Magali Robalino, especialista regional de Formación Docente de la UNESCO/OREALC; Erika Himmel, académica de la Facultad de educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y Gonzalo Vial Correo, decano de la facultad de Educación de la Universidad Finis Terrae.

ALGUNOS PLANTEAMIENTOS.
Las principales líneas de investigación del Dr. Pérez son la evaluación de reformas educativas, el análisis del desarrollo del currículo en enseñanza primaria y secundaria y la evolución del pensamiento pedagógico de los docentes desde su iniciación a los estudios hasta su madurez profesional, así como el estudio de los programas de formación de docentes.

Ha señalado que la escuela, que durante estos últimos tres siglos tanto ha contribuido a la extensión del conocimiento, a la superación de la ignorancia y de las supersticiones que esclavizaban al individuo, a la preparación personal y profesional de los ciudadanos, y a la disminución de la desigualdad, ha sido, por otra parte, el fiel reflejo de los valores y contradicciones de la cultura moderna y de las huellas de la era premoderna.

“En ella podemos encontrar la exageración e incluso la caricatura de los rasgos más característicos de la modernidad. No solo abrazó, sin reservas, la concepción positivista del conocimiento científico y de sus aplicaciones tecnológicas, sino que presentó la aventura del conocimiento humano despojada de la riqueza de los procesos, ofreciéndose como un conjunto abstracto de resultados objetivos y descarnados”, acota el académico.

“El niño contemporáneo –agrega– recibe mucha más información de la que puede procesar. Tan es así que puede afirmarse con MARTÍN PATINO (2002) que con demasiada frecuencia la información asedia al conocimiento, que la hipersaturación de información, fragmentaria e inconexa, se convierte en un obstáculo epistemológico para el desarrollo del conocimiento”

“El déficit de nuestras niñas y niños –enfatiza– no es por lo general un déficit de informaciones y datos sino de organización significativa y relevante de las informaciones fragmentarias y sesgadas que reciben en sus espontáneos contactos con los medios de comunicación. El problema no reside en la cantidad sino en la calidad y relevancia de las informaciones, en la orientación y organización consciente y razonada de los sentimientos, actitudes y conductas”.