Un oratorio al sur de la Gran Ciudad

Santiago, 8 junio 2005.
El Sábado 28 de Mayo, día de otoño a la vez sereno y nublado, a las 8 de la mañana 30 jóvenes, hombres y mujeres, cuyas edades oscilan entre los 15 y los 27 años, todos pertenecientes a la Comunidad Eclesial de Base “María Auxiliadora” (Parroquia Santo Domingo Savio, San Ramón), se dirigen en tres vehículos hacia una zona muy popular ubicada entre las comunas de El Bosque y San Bernardo. Los acompaña el párroco.

Entre ellas y ellos se cuenta a candidatos próximos a formarse como asesores juveniles, animadores del plan de formación de la Vicaría de la Esperanza Joven, ACN, Animadores de acólitos y varios recién “misionados” que se integran ya a las actividades. La gran mayoría son antiguos Monitores de Colonias.

Internándose por el paradero 39 de la Gran Avenida hacia la cordillera llegan a la Escuela Básica “Valle del Lluta” (San Bernardo) que atiende a niños y adultos de la población del mismo nombre y de otras como la Santa Ana, la Pedro Nolasco, el Manzano, etc.

Allí los reciben la “abuelita” Gloria Cruz (69 años) junto a otros auxiliares y a la profesora de 3º básico que ha sido la relacionadora entre la escuela y los jóvenes por ser la esposa de uno de ellos y también relacionada con la capilla.

En un dos por tres y en subgrupos previamente establecidos, se dirigen a las salas, ya bastante adornadas con sencillos elementos didácticos por los profesores, para acomodarlas de modo que se pueda conversar y trabajar con los niños que, acompañados por sus padres ya se están aglutinando en las puertas de su escuela.

Después de un rato, los “tíos” son llamados por los altoparlantes recién instalados, a reunirse en una de las salas. Allí se encuentran con algunos elementos puestos en el piso al centro del lugar: la Biblia sobre una pañoleta, cirios, trocitos de cartulina, plumones, etc. y son invitados a ponerse en la presencia de Dios para orar. No hubo peticiones; todo fueron “acciones de gracias” de los dueños de casa y los visitantes. En medio de la reflexión iluminada por las palabras de Jesús que ordena a sus discípulos “dejen que los niños vengan a mí”, se enteran de que la “abuelita” Gloria es una dirigente poblacional muy querida y respetada, procedente del antiguo Campamento “Cardenal Fresno”, muy “religiosa” (y por lo demás, ex – alumna de las Hijas de María Auxiliadora, que por su cuenta organiza “colonias” de invierno y de verano en su unidad vecinal, como nos contará después).

La “abuelita” y las otras auxiliares también voluntarias de salud en su comuna les cuentan “la firme” sobre la realidad de los niños y de los pobladores: alcoholismo, droga, delincuencia, inseguridad, bajos sueldos, con buenas casas pero con mucha miseria y baja calidad de vida.

La bulla de los niños se siente más fuerte y todos muestran es sus manos un sobre timbrado que los acredita como seleccionados por sus profesores por su buen comportamiento en los últimos 15 días, para participar en esta novedosa fiesta infantil a la que los invita su escuela y que es ofrecida por “tíos y tías” que vienen de fuera.

Y la fiesta comienza a todo ritmo en el patio mientras van haciendo un círculo de amistad y alegría; se siguen los juegos y los cantos; resuenan “el pobre Matías”, “el alacrán-el alacrán que se mata así, así-así, así-asá”. En tanto, se presenta el Jefe Técnico y Director de la escuela nocturna. Por él nos enteramos que esta escuela que muestra una muy buena infraestructura, tiene 8 años, atiende a unos 800 niños en el día y a 380 adultos que completan su enseñanza media por las noches. Se nos informa también que entre los profesores hay algún ex – alumno salesiano.

Así, ha llegado la hora de una actividad evangelizadora para los niños ya agrupados e instalados en salas, a lo que sigue un riquísimo desayuno, logrado por medio de donaciones obtenidas vía cartas a Soprole, Ideal y otras empresas y a jefes de trabajo de alguno de los jóvenes. Después, vendrán los juegos masivos, las artes manuales, otra rica colación y una despedida muy festiva pero también con emoción.

”La genialidad de Don Bosco, la actualidad de su carisma, los frutos de su Sistema Preventivo son signos reconocibles una vez más aquí y ahora mismo. Tales signos se hacen más patentes desde el mundo de los pobres y también más allá de las “obras salesianas”, porque la presencia de este Espíritu no conoce fronteras y muestra su vitalidad entre los jóvenes y los adultos que enganchan con lo medular de la espiritualidad del Buen Pastor y del Buen Samaritano releído y actualizado a la salesiana.

La alegría es desbordante en estos niños y niñas con ropas muy coloridas, pero con caritas pálidas, que ya acusan en ellos la huella de la pobreza y sus secuelas pero también dejan entrever el efecto humanizador de una buena educación y de una evangelización inculturada hecha con medios pobres por los mismos pobladores y por educadores que optan por ejercer su servicio en zonas de mayor vulnerabilidad y carencias.

Hay mucha satisfacción y gozo también en estos chiquillos y chiquillas que expresan su seguimiento de Jesús en el servicio a los pequeños y empobrecidos. Don Bosco debe sonreír, por su parte, al ver nacer este nuevo proyecto de oratorio al que los jóvenes han dado su nombre y que han comenzado a realizar admirablemente organizados y bajo un significativo lema: ’la formación del corazón humano al centro de la acción educativa’”.