Benedicto XVI: “Jóvenes, seguiré dialogando y escuchando vuestras esperanzas”

Vaticano, 20 abril 2005.
El Papa Benedicto XVI tuvo especiales palabras para los jóvenes, durante su discurso al término de la Misa que concelebró esta mañana con los cardenales en la capilla Sixtina, del Palacio Apostólico.

“Pienso en particular en los jóvenes. A ellos, interlocutores privilegiados del Papa Juan Pablo II, dirijo mi afectuoso abrazo en espera -si Dios quiere-, de encontrarles en Colonia, con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Queridos jóvenes, futuro y esperanza de la Iglesia y de la humanidad, seguiré dialogando y escuchando vuestras esperanzas para ayudaros a encontrar cada vez con mayor profundidad a Cristo viviente, el eternamente joven”, dijo el Santo Padre esta mañana.

En el discurso dirigido a los cardenales en lengua latina, expresó su confianza en Dios, que lo ha elegido como su Vicario y que lo acompañará en el ministerio de sucesor de Pedro.

El Papa pidió la colaboración de los cardenales y de todos los obispos de la Iglesia. Tuvo especiales palabras de elogio y gratitud al Papa Juan Pablo II.

Señaló que su elección durante el año de la Eucaristía no es una coincidencia, sino un mensaje para centrar la vida de toda la Iglesia y la de su ministerio. “En este año, por lo tanto, se tendrá que celebrar con relieve particular la solemnidad del Corpus Christi. La Eucaristía constituirá el centro de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia y en octubre, de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos… pido a todos que intensifiquen en los próximos meses el amor y la devoción a Jesús Eucaristía y que expresen con valentía y claridad la fe en la esperanza real del Señor, sobre todo mediante la solemnidad y la dignidad de las celebraciones. Lo pido de modo especial a los sacerdotes, en los que pienso en este momento con gran afecto…”

En sus palabras, el Santo Padre señaló también, que seguirá trabajando por la unidad de los cristianos y para que la Iglesia continúe su misión en el mundo de hoy. “Declaro la disponibilidad de todos los católicos a cooperar en un auténtico desarrollo social, respetuoso de la dignidad de todos los seres humanos. No ahorraré esfuerzos y sacrificio para proseguir el prometedor diálogo iniciado por mis venerados predecesores, con las diversas civilizaciones, para que de la comprensión recíproca nazcan las condiciones para un futuro mejor para todos”.

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