Punta Arenas, 15 abril 2005.
“¡Gracias Juan Pablo Segundo por el don de la paz!”, fue el grito con el que la Iglesia Magallánica celebró la pascua del Romano Pontífice.
La paz alcanzada por la mediación papal, es el gran regalo que Juan Pablo II dio a Magallanes, amenazada por una guerra entre naciones hermanas. El día sábado por la tarde, los gestos de cariño, respeto y las lágrimas se confundían con el incesante clamor de las campanas que llamaban a los fieles a orar por la muerte de este pastor tan querido. Apenas se supo de la muerte del Papa, las iglesias se colmaron de fieles que oraban y daban gracias a Dios por el regalo de este hombre santo. Se dispuso en la iglesia Catedral un libro de condolencias, al tiempo que se animó un sentido rezo del Rosario, un vía crucis y la Santa Misa que fue concelebrada por gran cantidad de sacerdotes.
El día domingo en la tarde, se celebró, en la catedral, la solemne misa en recuerdo del Papa, en ella estuvieron presente las autoridades civiles y militares de la zona, al finalizar esta acción litúrgica los Centros de alumnos de los colegios salesianos animaron una pequeña vigilia en la cual se oró y se escuchó un mensaje del Juan Pablo II en torno a la Paz.
En los días siguientes se mantuvieron abiertas las iglesias para que los fieles pudieran rezar personalmente por el Papa. El Jueves a las 09:30 de la mañana en la iglesia Catedral, delegaciones de los segundos ciclos básicos (100 alumnos por colegio) de los colegios salesianos celebraron la Eucaristía, la cual estuvo presidida por el Padre Obispo Tomás González.
El Viernes siendo las 11:00 de la mañana, delegaciones de la enseñanza media, tanto de colegios salesianos, como colegios vecinos, repletaron el Gimnasio del Liceo San José, allí se celebró la Eucaristía, la cual nuevamente fue presidida por el Padre Obispo. Ya llegada la tarde de ese día, todas las parroquias de la cuidad se congregaron en el gimnasio del Liceo San José, allí se celebró la misa exequial, en la que estuvieron presentes las autoridades civiles, junto a la destacada presencia de pastores de Iglesias Cristianas no católicas. El Gesto que provocó el aplauso cerrado de los fieles, fue durante el saludo de paz, en donde el cónsul de Argentina junto a la gobernadora provincial, llevaron las banderas de sus países y las depositaron al lado del cuadro de Juan Pablo II, agradeciéndole la Paz alcanzada por su mediación. En el momento del envío se apagaron las luces del gimnasio y se encendieron velas como signo de vida y resurrección.
De este modo, Punta Arenas adhirió al dolor de Iglesia Universal por la muerte de Juan Pablo II, el Grande…