Concepción, 26 enero 2005.
Del martes 4 al lunes 10 de enero se realizaron en Concepción las Colonias Salesianas Villa Feliz 2005. La actividad se desarrolló en cuatro escuelas de los sectores Valle Nonguén y Barrio Norte. En esta oportunidad, se atendió a un promedio de 280 niños, que disfrutaron durante esta semana de juegos, alegría y por sobre todo del mensaje de Cristo entregado por los tíos, quienes voluntariamente entregaron algunos días de sus vacaciones para servir a quienes lo necesitan.
Según lo señalaban los mismo niños, esta sería una experiencia que no lograrán olvidar tan fácilmente ya que se sintieron muy a gusto y felices con lo que vivieron durante esos días. Básicamente, una jornada de “colonia“ comenzaba temprano por la mañana, con el recibimiento de los niños, para dar paso a la catequesis, juegos masivos, competencias por grupos, talleres de fútbol, modelaje, manualidades, entre otros, donde los niños podían descubrir sus talentos y entretenerse. Ellos recibían en la colonia desayuno, almuerzo y once, ocasión que se aprovechaba para fomentar hábitos a veces ausentes, tales como, el lavado de manos antes y lavado de dientes después de cada comida. Esta hermosa semana terminó con un masivo paseo a la Laguna Chica de la comuna de San Pedro de la Paz, lugar en que los niños se bañaron y disfrutaron del contacto con la naturaleza.
En el sector del Valle Nonguén se atendió a los niños en la Escuela Leopoldo Lucero hasta donde llegaron 66 niños y 30 tíos, y en la Escuela Lautaro se contó con 67 niños y 30 tíos. En el sector de Barrio Norte se asistió a la Escuela Diego Portales, que contó con 86 niños y 35 tíos, y a la Escuela Irene Freí, en donde se contó con 60 niños y 25 tíos.
Durante estos siete días se vio reflejado el esfuerzo de meses, realizado por parte de la Pastoral de nuestro colegio, que incluyó recolección de alimentos durante todo el año escolar 2004, cursos de formación para los futuros tíos, entre otros. También se contó con la valiosa colaboración de la Junta Nacional de auxilio escolar y becas (JUNAEB) quién aporto algunas becas alimenticias para los colegios, además de CONACE con su programa “Previene”, el INJUV y el Ejército de la zona. Y no se puede dejar de destacar de igual manera, el trabajo de las manipuladoras de las escuelas con la colaboración de mamás pertenecientes a la pastoral de nuestro colegio, quienes durante estos siete días pusieron sus fuerzas en entregar siempre una rica comida.
UNA EXPERIENCIA VALIOSA PARA LOS TÍOS.
Sin duda que lo principal en esta actividad es entregar algo distinto a lo que comúnmente reciben estos niños, de manera de prevenir en ellos futuras conductas de riesgo, desarrollar y valorar sus capacidades y mostrarles el camino de la fe como una opción válida y actual. Sin embargo, mucho más grande aún es lo que estos niños logran entregar a sus tíos, en una experiencia que se vuelve muy gratificante al ver una sonrisa dibujada en el rostro de un niño. “Se supone que uno va a entregar amor, cariño y la Palabra de Dios, pero uno se llena más que los mismos niños que van, porque al entregar se ve esa sonrisita que recibe de los niños, que yo creo que a nosotros nos llena de cariño y felicidad al ver que nuestro trabajo ha sido realizado”,comenta Sergio Lagos, alumno de nuestro colegio y “tío” en la escuela Diego Portales.
El contacto con otras realidades se vuelve una experiencia de vida muy valiosa, especialmente en sectores donde el riesgo social es mayor. “Es una impresión fuerte, conocer una realidad bastante complicada, que nunca en mi vida creí encontrarme con realidades así”, señala Rodrigo Baeza, también alumno del Colegio Salesiano y que trabajó en la escuela Lautaro, ubicada en un sector particularmente peligroso. “Esto me ayudó mucho, por una parte aprendí a estar mas conforme con lo que tengo, porque antes de las colonias no lo hacía mucho, y aprendí algo mucho más importante: valorar mi vida desde todos los ámbitos”, agregó.
Otro factor importante es lo complicado que puede resultar tratar con algunos niños que no tienen muy buena conducta, debido a diversos factores. He ahí lo valioso nos señaló Jennifer Herrera, quién trabajó como “tía “: “Viví algo muy especial con uno de mis niños, Sebastián de 8 años. Era un niño inquieto, desordenado, peleador, impulsivo, pero que con un abrazo o un beso de parte tuya cambiaba completamente, sólo bastaba un gesto de amor para que Sebastián se transformara en el ser más tierno y cariñoso. En ese pequeño pude ver realmente reflejado a Cristo el cual esperaba por mí paciencia y amor. Entonces pensé cuantos niños “rebeldes” dejamos de lado sin darnos cuenta de que Cristo está ahí y espera por nosotros, porque Él no siempre es el camino mas fácil”, concluye.