Celebran 50 años de sacerdocio del padre Severino

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Santiago, 7 septiembre 2004.
“Me has dado una familia numerosa, diez hijos y una hija. Bueno, si tu quieres, que alguno de ellos siga el camino de tu Hijo” fue la oración que hizo José, el papá del padre Severino y de los otros cinco hermanos sacerdotes que tuvo la familia Tardivo.

En el seminario salesiano de Lo Cañas se realizó anoche la celebración de los cincuenta años de sacerdocio del padre Severino Tardivo Ghibaudo. La Misa se celebró en el Santuario María Auxiliadora y fue acompañada por el obispo de Punta Arenas, el salesiano Mons. Tomás González Morales, cerca de cuarenta sacerdotes, y comunidades en formación de las Hijas de María Auxiliadora y de los salesianos.

En su homilía el padre Severino agradeció al Señor, a María Auxiliadora y a sus hermanos salesianos. “Gracias al Señor porque el ha tomado la iniciativa en mi vida. A lo largo de estos 50 años he sentido su presencia en todos los momentos. Gracias al Señor porque ha estado conmigo como fiel compañero”, manifestó.

Recordó el origen Mariano de su vocación y la de sus otros cinco hermanos sacerdotes. Relató como su padre, José Tardivo, ofreció a la Virgen algunos de sus hijos para seguir los pasos de Cristo. Es así como Miguel, Juan, José, Pedro, Severino y Agustín fueron ordenados sacerdotes. (Ver fotografía).

El padre Severino agradeció también a los hermanos salesianos, sobre todo la acogida que recibió cuando llegó a Chile en 1950. Destacó a algunos hermanos como el padre Egidio Viganó (que llegó a ser superior mundial de los salesianos), el padre Francisco Rojas, el padre Eric Camp y a su compañero de ordenación -presente en la Eucaristía- el padre Pedro Pavisic.

Agradeció además el padre Severino a tantos jóvenes que conoció y pidió perdón “por no haberlos sabido servir mejor”. En la Eucaristía se encontraba presente su hermano, el padre José Tardivo, que vive en la comunidad del Instituto Don Bosco de Punta Arenas. Además de las casas de fomación de los salesianos, estaba presente la comunidad del noviciado de las Hijas de María Auxiliadora, que el padre Severino atiende como capellán desde que llegó al posnoviciado en 1994.

El`provincial salesiano, padre Bernardo Bastres, al finalizar la Eucaristía, destacó algunas anécdotas del padre Severino, pero, sobre todo, su delicadeza y cariño para tratar a los hermanos, su capacidad de trabajo y buen humor, y su testimonio de oración y reflexión. “Padre Severino, te damos gracias por tu testimonio de religioso y sacerdote. El celebrarte estos cincuenta años, nos ayuda a todos nosotros a pensar que la fidelidad es posible y que en ella se encuentra la plena realización personal”, le manifestó el padre Bastres.

Las celebración litúrgica vivida en el Santuario María Auxiliadora tuvo dos momentos muy especiales, cuando al inicio de la Eucaristía, el obispo Tomás González impuso las manos al padre Severino, recordando el gesto de su ordenación sacerotal. Asimismo, el otro momento muy particular se dio al final de la celebración cuando el padre Severino oró de rodillas frente a la magestuosa imagen de la Virgen que preside el Templo, implorando la intercesión de María Auxiliadora.

Luego de la Misa, los salesianos de Santiago compartieron con el padre Severino la cena y algunos homenajes en el comedor del posnoviciado