Valparaíso, 08 julio 2004
Dos niños de una escuelita del cerro “Ramaditas” de Valparaíso, donde Rodrigo trabajaba haciendo “oratorio”, presentaron una figura de plasticina hecha por él, y en la que quiso plasmar su proyecto de vida, en lo que fue uno de los momentos más emotivos de los funerales del joven de cuarto medio del Colegio Salesiano de Valparaíso que falleció el martes, luego de sufrir un paro cardiorespiratorio, y que dejó un legado de Fe, alegría y sencillez.
Pasadas las 11:30 hrs. la diana de la banda instrumental del Colegio Salesiano de Valparaíso reclamó el silencio y la reverencia de los presentes… el ataúd con los restos de Rodrigo Canet Cáceres llegaba al patio techado del establecimiento, donde todo estaba dispuesto para la misa de funeral. El féretro era traído por sus compañeros, desde la capilla del colegio donde fue velado desde el martes. A las 12:00 hrs. comenzó la Eucaristía presidida por el director del Colegio, padre Mario Molina Gamboa, y concelebrada por 10 sacerdotes, entre los que se encontraba el provincial salesiano, padre Bernardo Bastres.
Al inicio de la celebración el padre director y el presidente del Centro de Alumnos del Colegio, José Manuel Ruíz Yáñez, depositaron sobre el ataúd la bandera del establecimiento.
En su homilía el padre Molina invitó a los presentes a vivir este momento desde la Fe en Cristo Resucitado y recordó a Rodrigo como “un joven bueno, diligente, estudioso, atento y servicial”.El patio estaba repleto de alumnos de enseñanza media, entre los que destacaban sus compañeros. Muchos de ellos desconsolados. Algunos lloraban, otros con la mirada perdida o con los ojos llenos de lágrimas, sin convencerse todavía de lo que había sucedido, su querido compañero ya no estaría más con ellos.
Los acordes fúnebres de la banda instrumental del Colegio -que Rodrigo integró algún tiempo- sellaba el ambiente con la solemnidad de sus interpretaciones.
Durante la presentación de dones en la Eucaristía, en uno de los momentos más emotivos de la celebración, dos niños de la escuela del cerro “Ramaditas” donde Rodrigo hacía “oratorio” trajeron en un platillo de greda dos figuras de plasticina, hechas por el joven hace algunas semanas durante un retiro, y en las que plasmó su sueños, su proyecto de vida.
En ese mismo momento, fueron presentados su libreta de comunicaciones, su libro de religión, uno de sus cuadernos, la carpeta de su preuniversitario y la polera de las Comunidades Apostólicas Salesianas, que Rodrigo integraba y en la que volcaba todo su anhelo y voluntad de servicio.
Luego de la comunión, su compañero de curso, Bastián Pinto, en representación de los alumnos del cuarto medio \”F\” -curso al que pertenecía el joven fallecido- le rindió algunas palabras de despedida. “Nos quedamos con el recuerdo de un Rodrigo edificante, ejemplar. Un hombre íntegro, cabal. Con el ejemplo de una persona de sentimientos puros y afanada en la ayuda desinteresada a los demás”, señaló.
Luego, José Manuel Ruiz, presidente del Centro de Alumnos -al que también pertenecía Rodrigo como delegado de pastoral- lo recordó como un joven alegre, humilde y con el anhelo de construir una sociedad más justa. “Un espejo de virtudes. Hoy te describo amigo, como esa luz de Cristo puesta en medio nuestro para como modelo de vida cristiana, testimonio que nos da esperanza para confiar que el futuro es nuestro”, manifestó emocionado.
Tomando fuerza por la emoción de sentir la partida del amigo y compañero, la banda entonó el himno del colegio, que fue coreado por los presentes. Tras los sacerdotes, el ataúd, nuevamente llevado por sus compañeros y su hermano Jaime, -alumno de tercero medio del establecimiento- salía por la puerta principal del establecimiento. Antes de salir, alumnos de quinto básico arrojaban al paso de los restos de Rodrigo, pétalos de rosa. En la salida, sus compañeros de curso hacían un pasillo hasta la carrosa, en un silencio en el que sólo se escuchaba a la banda del colegio y la campana del vecino liceo comercial, que se unía al momento, saludando el cortejo con un solemne repique.
Cerca de las 14:30 hrs. los restos de Rodrigo Canet fueron sepultados en el parque “del Puerto” a la salida de Valparaíso por el camino “La Pólvora”. La bendición de la tumba estuvo a cargo del director, padre Mario Molina, luego de la cual, y bajo los acordes de la banda y la emoción de sus padres, hermano y compañeros, fue inhumado, en un momento que se prolongó por varios minutos, con la interpretación espontánea de algunos cantos por parte de sus compañeros.
PRESENCIA DEL OBISPO DE VALPARAÍSO
El miércoles, a las 20:00 hrs. se realizó una Eucaristía en la capilla del Colegio, donde era velado Rodrigo. La misa fue presidida por el obispo de Valparaíso, Mons. Gonzalo Duarte García de Cortázar.
En el oficio religioso, que contó con la presencia de los grupos pastorales, los alumnos de enseñanza media depositaron rosas, cuyos pétalos fueron arrojados por alumnos de quinto básico al paso del ataúd de Rodrigo, durante los funerales.